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El agua es un recurso esencial en la agricultura y un componente fundamental para el crecimiento y desarrollo de los cultivos. Tanto es así que actualmente en España el 38% de los recursos hídricos del país se destinan a regadío.
Actualmente para el tratamiento de aguas destinadas a regadío, incluso en agricultura ecológica, se emplean productos químicos como el permanganato potásico que ralentiza el crecimiento de la planta.
Desde ARQUIMEA Agrotech trabajamos en el desarrollo de un producto natural y biodegradable capaz de eliminar y prevenir las algas que crecen en las balsas de riego de una manera sostenible. Así nació BIO100, un alguicida biológico 100% biodegradable e inocuo para los cultivos y suelos agrícolas.
38%
Recursos hídricos destinados a regadío
3,7M
Hectáreas de regadío
28º
Puesto de España de países del mundo con mayor estrés hídrico
La presencia de algas en las balsas de riego puede dar lugar a problemas como la disminución de la concentración de oxígeno en el agua, cambios en el pH o la obstrucción de sistemas de riego, lo que genera un impacto negativo en la eficiencia del riego. Además, aplicar agua de mala calidad a los cultivos produce una alteración en la germinación y crecimiento de la planta.
Por lo tanto, la gestión efectiva del crecimiento de algas en balsas de riego se convierte en un componente crítico para garantizar la continuidad de la producción agrícola y la preservación de los suelos agrícolas.
Sin embargo, actualmente el tratamiento más común en balsas de agua destinadas a regadío es la aplicación de permanganato potásico. Un químico muy común en el tratamiento de aguas que obliga a los agricultores a esperar 30 días antes de poder emplear esa agua sobre sus cultivos. Sus componentes afectan gravemente a la germinación y crecimiento de las plantas y aunque, tras 30 días, su concentración en el agua es muy pequeña, su aplicación ralentiza el crecimiento de las plantas.
Por ello, el gran reto supone encontrar un alguicida capaz de eliminar rápidamente las algas de las balsas de riego. Por un lado, sin necesidad de tener que esperar 30 días para usar esa agua y, por otro, que no afecte a la germinación o crecimiento de las plantas ni a los suelos agrícolas. En conclusión, un tratamiento de aguas de regadío mucho más sostenible y rentable para el agricultor.
BIO100 está desarrollado a partir de consorcios microbianos y un filtro solar, que en su combinación actúa como un bioestático. Es decir, no destruye el alga, sino que detiene su crecimiento y desarrollo. Las bacterias ‘raptan’ el alimento con el que se nutren las algas y el filtro solar dificulta la fotosíntesis de estas. Gracias a este efecto de dos en uno, el filtro solar actúa cuando no lo hacen las bacterias, consiguiendo una mayor efectividad.
Al tratarse de un producto completamente natural, su empleo sobre la planta no afecta al crecimiento de las plantas ni interfiere en su proceso de germinación. Sino todo lo contrario, ya que los microorganismos mejoran la calidad del suelo, actuando como un facilitador de nutrientes para la planta.
Gracias a todo ello, una balsa de agua tratada con BIO100 puede ser empleada sobre el cultivo prácticamente desde el día siguiente de su aplicación sin afectar a la planta ni a la calidad del suelo.
Llevamos a cabo la aplicación de BIO100 en una balsa de 9.000m3 (3.000m2) localizada en la región de Murcia durante la época estival, en la cual se produce una mayor proliferación de algas debido a las condiciones climáticas.
La balsa presentaba crecimientos de algas que fueron desapareciendo tras la aplicación de BIO100. Tras 30 días de aplicación, la balsa mantenía la coloración azulada y el crecimiento de algas era mínimo, en comparación con balsas tratadas con productos químicos durante la época estival, a pesar de las condiciones climáticas propicias para el crecimiento de algas. Además, los parámetros de pH, conductividad eléctrica, TDS y OD se mantenían óptimos para la aplicación de agua a cultivo.
Se mantuvo el tratamiento periódico cada 30 días durante el otoño e invierno, y se corroboró la ausencia de crecimiento de algas a lo largo del tiempo, manteniendo las condiciones óptimas del agua para su aplicación en cultivo durante todo el proceso.
Balsa de riego en Cuenca
El segundo caso de éxito lo encontramos en Cuenca, donde aplicamos BIO100 en dos nuevas balsas. La primera de ellas que denominamos ‘Balsa pozo’ contaba con una superficie de 2000m2 y una capacidad total de 6000m3. La segunda ‘Balsa secundaria’ tenía una capacidad total de 8000m3 con una superficie de 2.700m2.
En este caso, el tratamiento se inició durante el final de la época estival y el comienzo del otoño. Se observó que no se produjo crecimiento de algas, y además se mantuvieron los parámetros de calidad de agua óptimos para su aplicación en cultivo.
El tratamiento se continuó durante la primavera, momento en el que las algas comienzan a aflorar. Se observó que, al empezar con la movilización del agua para su aplicación en cultivo, la coloración azul de las balsas disminuía, pero se mantenía la ausencia del crecimiento de algas y la calidad del agua.
Durante la época estival, se mantuvo el tratamiento periódico cada 30 días, de forma que la coloración azulada persistía, así como la ausencia de algas y el mantenimiento de los parámetros de calidad del agua para su aplicación en agricultura.