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La robótica está desempeñando un papel fundamental en la transformación de la forma en que trabajamos y conocemos el mundo actualmente. Desde las cadenas de producción hasta los entornos de oficina, los robots están emergiendo como colaboradores clave en el mundo laboral, revolucionando la eficiencia, la productividad y la naturaleza misma de nuestras tareas diarias.
Los primeros autómatas mecánicos, ingeniosos mecanismos concebidos para realizar tareas específicas de manera automática, son considerados a día de hoy como precursores de la robótica tal cual la conocemos. Podemos encontrar su origen en la antigua Grecia y al mundo islámico medieval. Ya en el siglo IV a.C., Herón de Alejandría, un inventor y matemático griego, creó una serie de autómatas, como el «Pájaro de Herón», que funcionaba con vapor y era capaz de moverse y hacer ruido. Ya en el siglo IX, los hermanos Banū Mūsā construyeron autómatas como un reloj de agua automáticos.
Fue ya durante el Renacimiento europeo cuando los autómatas se popularizaron aún más, de la mano de reconocidas figuras como Leonardo da Vinci, quien diseñó y construyó varios autómatas mecánicos, incluido un león mecánico que podía caminar y mover su mandíbula.
Sin embargo, se podría fijar comienzos del siglo XX como fecha del verdadero surgimiento de la robótica moderna. En 1921, el escritor checo Karel Čapek acuñó la palabra «robota» en su obra teatral «R.U.R.», que significa «trabajo forzado» en checo. El término se popularizó y comenzó a asociarse con máquinas autónomas. En los años cincuenta, el ingeniero George Devol y el científico Joseph Engelberger crearon el primer robot industrial, llamado «Unimate», utilizado en la línea de montaje de General Motors. Desde entonces, la robótica ha evolucionado rápidamente, abarcando campos como la inteligencia artificial, la automatización y la interacción hombre-máquina, transformando la forma en que vivimos y trabajamos.
Tras la ya mencionada llegada de Unimate, son múltiples los avances llevados a cabo en el campo de la robótica, pudiendo destacar entre ellos:
En la actualidad, los avances en la Robótica Autónoma e Inteligencia Artificial han dado pie a vehículos autónomos, drones, o robots autónomos que ya están transformando industrias enteras y cambiando la forma de interactuar con la tecnología.
En múltiples ocasiones, para hablar de robótica y ética se hace mención al escritor Isaac Asimov, quien dejó una marca indeleble en el mundo de la robótica con sus contribuciones literarias y su visión única sobre las interacciones entre humanos y robots. Asimov es conocido por sus «Leyes de la Robótica», una serie de principios éticos que han influido significativamente en la percepción pública y en las discusiones éticas en torno a la inteligencia artificial y la robótica. Las Tres Leyes de la Robótica de Asimov son:
Aunque las leyes de Asimov son una obra de ficción, han estimulado debates y reflexiones sobre cómo desarrollar sistemas robóticos éticos y seguros en la realidad. La idea de establecer principios éticos sólidos para guiar el desarrollo y la implementación de la robótica continúa siendo una preocupación importante en la investigación y la industria actual.
A medida que los robots se vuelven más sofisticados, la colaboración hombre-máquina se vuelve una realidad palpable. En entornos de oficina, los robots pueden asumir tareas administrativas y repetitivas, permitiendo que los empleados se centren en actividades que requieren habilidades humanas, como la toma de decisiones, la creatividad y la empatía.
Aunque algunos temen que la robótica pueda reemplazar empleos, también está generando nuevas oportunidades laborales. La creación, mantenimiento y programación de robots son campos en crecimiento que requieren habilidades especializadas. Los profesionales que adquieran conocimientos en robótica estarán bien posicionados para asumir roles clave en el diseño, implementación y supervisión de sistemas robóticos.
Además, la robótica está impulsando el surgimiento de nuevas industrias. Desde el desarrollo de robots de asistencia en el cuidado de la salud hasta la programación de drones para diversas aplicaciones, hay un amplio abanico de oportunidades emergentes. La capacidad de adaptarse y aprender sobre estas tecnologías será esencial para el trabajador del futuro.
La robótica no solo está revolucionando la producción y el entorno laboral, sino que también está dejando una marca indeleble en el ámbito educativo y en la formación laboral. A medida que avanzamos hacia una era digital, la integración de la robótica en estos campos ofrece oportunidades emocionantes y desafíos transformadores. Algunas de las aplicaciones actuales de la robótica en entornos educativos son:
ARQUIMEA, como empresa tecnológica que opera en sectores de alta exigencia a nivel global dispone de un amplio abanico de soluciones que dan respuesta a problemas tan diversos como el control de zonas críticas mediante cetrería robótica o la robotización de los tradicionales microscopios, como es el caso de su sistema ISAS PRO, que optimizar el tiempo y la precisión del análisis seminal durante el proceso de reproducción animal.
Además, ARQUIMEA, desde su centro de investigaciones ubicado en Canarias cuenta con un orbital de investigación desde el que se apuesta por la robótica altamente dinámica y eficiente para la creación de tecnología enfocada en la interacción física humano-robot con aplicaciones en salud, movilidad, espacio, defensa o entretenimiento.
Para ello, se aplica un enfoque de investigación multidisciplinar en líneas como actuadores robóticos para robots ágiles y eficientes, percepción y computación neuromórfica, o tecnología para aumentar las capacidades de transporte espacial, entre otras.
Además, todos los proyectos de ARQUIMEA Research Center pertenecen al proyecto QCIRCLE, cofinanciado por la Unión Europea y que tiene como objetivo la creación de un centro de excelencia científica en España.
“Financiado por la Unión Europea. No obstante, los puntos de vista y opiniones expresados son responsabilidad exclusiva del autor y no reflejan necesariamente los de la Unión Europea y ni la Unión Europea ni la autoridad que concede la subvención pueden considerarse responsables de los mismos.»